Ornella Ridone: Iconografía de la Salvación

Rebeca Maldonado

Un logos, según Empédocles, que hay que repartir
bien por las entrañas, que fuese –lo he dicho-
voz de las entrañas, luz de la sangre.

María Zambrano

Tejido de fierro y alambres oxidados; capullos de fibras naturales; telares con veladuras; cuerpos de plástico cortados y unidos con alfileres, confeccionados sobre los cuerpos mismos de hombres y mujeres; por último, telas bordadas con alfileres y clavos. Todos estos son diferentes momentos de la trayectoria creadora de Ridone. Todos hechos desde el paciente oficio de bordar, cortar, pegar y tejer con parches, zurcidos y veladuras. El proyecto de Ornella Ridone desde su inicio es crear imágenes con tejidos, costuras y bordados. Ser fiel a su oficio de bordadora y tejedora. ¿Pintura? ¿Escultura? Es difícil dictaminar. El trabajo de Ornella tiene entre sus virtudes ser un trabajo limítrofe que además de no fraguarse con los materiales habituales, tampoco se encasilla en las técnicas estereotipadas.

A Ornella Ridone el lenguaje y los materiales habituales no le alcanzan. Su proyecto artístico consiste en crear todo desde el principio. Ni “óleo sobre tela” ni “acuarela” ni “dibujo sobre madera o papel” rezan las cédulas que describen sus obras, sino “oxidación y clavos sobre tela” o “bordados y clavos” o “bordados, alfileres sobre tela”. Ornella crea, busca los materiales de su trabajo en su totalidad para posteriormente desproveerlos de su función habitual.

Los materiales de Ridone nunca están fijos. Son materia en proceso. Son formas vivas en vía de oxidación, desgarramiento, coloración o decoloración. Además de ser formas vivas en proceso, son materiales de por si expresivos: telas que se arrugan y desgarran, alfileres que pican, clavos que pinchan y se oxidan. Su arte no es una invención sino producto de una larga investigación de posibilidades expresivas de la materia.

Ornella es bordadora de símbolos. Y tal vez sea solo la fuerza simbólica de la cual proviene la obra que ahora se expone, la que es capaz de volver flexibles los materiales más duros, más resistentes. En esta mujer todo adquiere forma con su oficio de bordadora pero sobre todo al contacto con lo simbólico; pues los sueños y los símbolos vencen las resistencias del mundo.

No habría en esencia creación, sin mitología. Ornella eleva su experiencia puntual, finita e irrepetible al nivel de mitología. Y es así porque su arte está profundamente arraigado en la relación de sufrimiento y salvación. La obra de Ridone es imagen de las entrañas y luz de la sangre. No podía ser de otra manera, la filosofía y el arte son tareas de salvación. El Barco, La Ma. Magdalena en Careyes, El Árbol de las Mujeres sin dejar de incluir a La Mujer Desmembrada y a La Sirena, crean en su conjunto un arte mitológico, una iconografía de salvación, donde el mar es un espacio de purificación y transformación: el ombligo de su mitología personal.