Costuras Interiores

Leticia Sánchez, Reforma, 30 de julio de 1996

A partir de mañana, en el Museo Carrillo Gil, la artista muestra una instalación compuesta por 20 cuerpos modelados en plástico cristal

Cuerpos suspendidos que se apropian del espacio, pero que permiten al espectador asomarse al interior del ser humano para indagar en él, descubrirlo e imaginarlo, sintetizan la búsqueda de Ornella Ridone, misma que expondrá en la instalación “Costuras interiores”.

Ornella no inventa complexiones, sobre todo en un tiempo en el que rinde culto al cuerpo atlético. En su instalación –que se podrá apreciar a partir de mañana en el Museo Carrillo Gil- no trata de destacar la estética de la figura humana: lo mismo presenta torsos delgados que voluminosos, explicó ayer el curador Luis Gallardo.

La artista italo-mexicana, cuyo trabajo es mejor conocido en el terreno de la producción artística de los textiles, decidió incursionar desde hace más de un año en la escultura, a través del modelado del cuerpo humano en plástico cristal. “La idea de esta instalación es ubicar y crear en el espacio una relación onírica entre las personas. Lo logro por medio de modelado de cuerpos transparentes que, a mi parecer, expresan lo que cada uno de los modelos llevan dentro tanto física como psicológicamente”, precisó la artista.

Flacos, anchos, en proceso de gestación, delgados, panzones, son algunos de los cuerpos que integran esta pequeña tipología del hombre y de la mujer que diseñó Ridone sobre el cuerpo desnudo de 20 personas. “Cuando se habían despojado de sus ropas” reseñó, “procedía a colocar pedazos de plástico sobre sus cuerpos al tiempo que los iba uniendo con alfileres y después cosía con una aguja e hilo de diversos colores; así, poco a poco, moldeaba cada una de estas figuras transparentes, que terminaba en aproximadamente dos horas”.

Para representar las arterías, venas y vísceras de los torsos, Ridone utilizó desechos industriales que encontró en algunos depósitos, como cables eléctricos, transistores, fierros y plásticos viejos. Las pieles traslúcidas que logra Ridone permiten ver, a decir de la artista, los caracteres y la personalidad de quienes se prestaron como modelos, sus miedos, sus dudas y sus concepciones en torno al erotismo y a la sexualidad.

“La idea de elaborar una instalación de esta naturaleza”, comenta, “surgió a raíz de un sueño que tuve en donde todo estaba hecho de agua, nuestros cuerpos eran transparentes porque también estaban conformados de este vital líquido, pero lo que más me gustó es que se perdía el límite entre el mundo circundante y lo que representaba cada individuo”.

“Sin embargo, para lograr construir unos cuerpos transparentes me basé en una fotografía que presentaba un para de ceroplastas florentinos (figuras humanas) de 1700, que se hacían de cera para estudiar anatomía; y de otra imagen de una revista italiana, donde se pueden ver dos cuerpos humanos disecados, a los cuales se les introdujo una sustancia para que las venas y las arterias se endurecieran y se pudieran mostrar sin carne ni huesos”.